Ana cumplió 26 años y lleva gran parte de su vida dedicándose a trabajar y ahorrar porque su sueño es conocer Australia más bien Melbourne ciudad de Australia, su familia muy humilde con la que comparte una precaria casa en un barrio de muy bajos recursos intenta convencerla de que olvide ese absurdo sueño ya que podría emplear ese dinero para cosas más indispensables, pero Ana lejos de obedecer deja sus estudios y se dedica de lleno a trabajar 12 horas diarias prácticamente sin descanso alguno.
Una cabellera exuberante agitándose frenéticamente: esto fue lo que ví tras aquella ventana. La cortina de encaje tras el marco y la luz reflejada sobre el cristal no me permitieron ver mucho mas, pero la agónica agitación que adiviné tras la visión de aquella sombra fugaz fué para mí una intrigante señal se socorro que llenó mi mente de interrogantes para los que no tenía respuesta.
¿Lo que era natural en mí, es natural en otras personas?, Herbert pensó. En otra ocasión, vio escrito que todo el mundo debía ser el héroe de su propia vida. Estaba en lo cierto. Herbert Oswoold era un anciano que vivía en una gran casa, en un pequeño pueblo.
Entra un pequeño de seis años a la habitación, se acerca sollozando al regazo de su padre que se encuentra descansando en el diván:
Una noche de invierno, no recuerdo el día, pero en el año 1956, una muchacha, Dennis Hopkins de 19 años, fue asesinada y violada. Sus padres nunca se recuperaron de esta gran pérdida, ya que ella era única hija en la familia.
Siendo la hora de ir al trabajo, cerré la puerta de la entrada despacio e intentando de no hacer mucho ruido ya que Ana, mi amada, todavía seguía descansando en su habitación.
Ahora el horror porta una nueva cara... A pesar de que el auto de Marco Antonio llevaba las luces encendidas, una extraña bruma invadió por completo los carriles de la avenida Observatorio, al poniente del Distrito Federal. De esa pesada niebla, la silueta bien torneada de una figura femenina apareció de pronto en la acera.
Yo nunca había creido en los espíritus hasta que, hace un par de meses, fui por la noche con mis amigos al cementerio. Al llegar, nos pusimos a jugar al escondite y me tocó pagarla a mi.
Hola, me llamo Sergio, este es mi nombre real. Recuerdo aquello que me ocurrió hace 30 años. Aquí les dejo el relato.
Fermín sabía perfectamente que los muertos no son peligrosos para los vivos, las películas de terror en las cuales se contaban historias de zombis o de muertos vivientes solo eran eso, películas, además estaba mal visto que un médico forense fuese por ahí contando no se qué cosas acerca de ciertos cadáveres….
Como todos los años por esas fechas, Julián viajaba a su pueblo natal, junto con su familia, con la intención de cambiar las flores de sus familiares difuntos yacentes en el cementerio.
Mi abuela falleció cuando yo tenía 11 años, ella era muy religiosa y muy apegada a sus hijos, éramos una familia muy unida, era una mujer muy cariñosa a pesar de su vejez, poco a poco fue enfermando de una terrible y penosa dolencia y de repente decayó en sus males.
El 4 de Noviembre de 1980 se convirtió en una fecha que jamás olvidare...Después de tres años de un matrimonio estable y seguro, dio frutos: el primer embarazo. Al haber cumplido los nueve meses de gestación, se presentaron unos síntomas indicando que el producto estaba por llegar al mundo.
Por la mañana mis padres hablaron de comprar una casa, por que la nuestra estaba antigua y las tuberías ya no funcionaban como antes. Estuvieron mirando una revista tras otra, hasta que vieron una casa que les pareció asombrosa tenia dos pisos, tenia vidrieras de colores, las tejas de la casa eran gris apagado, en la revista ponía que estaban en liquidación que el precio había sido rebajado a la mitad.
La curiosidad mató al gato... Siempre quise saber como Dionisio preparaba sus fórmulas y hechizos. El era el brujo y curandero del pueblo. Yo tenía amistad con él, pero aun así no sabía cómo realizaba esos ritos o quién lo ayudaba; él nunca me contaba cómo hacia eso.
Esta historia ocurrió en un barrio de Santa Fé capital, más exactamente en una escuela. Estaba entrando al salón de clases cuando alguien mencionó:
¿Dónde esta Gustavo?
Hola mi nombre es Antonio Cruzaley vivo en la ciudad de Mexicali B.C México lo que me pasó a mi tal vez sea difícil de creer, ya que la mayoría de la gente no cree en esta clase de cosas, por eso es que busqué esta página para poder desahogarme. Espero que les guste mi historia y espero que a ni uno de los lectores le suceda.
Sus ojos eran enormes y vacíos carentes de alma
Su sonrisa gigante casi dolorosa y aquel sonido desgarrador
De aquel hacha cortando la piel de aquella pobre víctima.
Siempre me había preguntado que había en el último piso de mi edificio, mas nunca me atrevía a subir.
Una madrugada mientras todos dormían yo no paraba de escuchar pisadas en el piso de arriba lo cual era raro ya que ese piso estaba deshabitado. La curiosidad no me dejaba dormir así que sin dudar me levanté, salí de mi casa y subí las escaleras. Se escuchaba la lluvia caer y el viento soplar.
Cristina Argibay Oujo nos envía este primer capítulo de su novela con formato blog titulada "Los ojos de la muerte". Cada sábado publica un nuevo capítulo así que si os gusta no dudéis en visitar su blog.